El paradigma Web3 condensa un conjunto de tendencias tecnológicas que viene incrementando su presencia en la planificación estratégica de las organizaciones en los últimos años. El mundo cripto desarrolla nuevos emprendimientos y modelos de negocios innovadores, pero también aporta valiosas ideas para la era digital de compañías del mundo real.

Los avances tecnológicos ya no se producen por olas sino que parecen configurar un tsunami continuo. La innovación corre más rápido que la adopción, y eso hace que las organizaciones no terminen de surfear una ola cuando ya tienen otra encima. Es lo que está sucediendo con la Web3, un concepto que ya tiene casi 10 años pero que mucho más recientemente se está popularizando. Hasta ahora, el protagonismo lo tuvieron las tecnologías que le son constitutivas, como blockchain y los NFT (estrellas de la economía del token), además de las viejas conocidas inteligencia artificial, realidad aumentada, y la más moderna digital twins.

El paradigma Web3 está atravesado por la idea del procesamiento o la operación distribuida, un concepto que ya tiene muchos años; la arquitectura distribuida de aplicaciones empezó a crecer a la sombra del final de ciclo del modelo cliente-servidor y de la expansión ubicua de la conectividad. Ahora, las cosas van mucho más allá. Mientras las criptomonedas suben y bajan de valor en las revueltas aguas del mercado, su tecnología de base -blockchain- adopta muy diversas formas para habilitar la diversificación de los modelos de negocios que disputan un lugar en el futuro próximo. La idea que subyace a Web3 tiene que ver con “crear software y plataformas que no dependan de las empresas tradicionales ni de los modelos de negocio de la Web 2.0, como la publicidad”, afirma Olga Kharif de Bloomberg, y agrega: “en un mundo ideal, se supone que los servicios de Web3 son operados, poseídos y mejorados por comunidades de usuarios”.

Más allá del resultado que haya en las disputas por la preeminencia en el ciberespacio -en este caso, podríamos ver sobre el cuadrilátero a Gavin Wood (co-fundador de Ethereum) o a la dupla Andreessen Horowitz de un lado, y a Elon Musk, para quien Web3 es sólo una palabra de moda por el otro- lo relevante aquí es identificar cuáles de estos conceptos, tendencias y tecnologías pueden ser de utilidad para la propia organización en una planificación a 3 ó 5 años.

Por ejemplo, con blockchain (cadena de bloques) se puede hacer mucho más que crear y operar transferencias de dinero digital; actualmente se está difundiendo aceleradamente su utilización en la confección y firma de contratos u otro tipo de documentos, a medida que se profundiza la transformación digital del escenario de negocios. Más recientemente aún, se multiplican las aplicaciones distribuidas aprovechando la misma tecnología y el mismo paradigma, recompensando labores de desarrollo con criptomonedas o NFT’s (non-fungible tokens), creaciones virtuales con su propiedad intelectual protegida que llegan a tener un alto valor en el nuevo mercado digital. Mientras se multiplican nuevos emprendimientos que exploran las oportunidades que abre este conjunto de tecnologías, las compañías ya establecidas evalúan la forma de tomar de ellas los elementos que les puedan resultar eficaces para resolver desafíos de negocios, optimizar sus operaciones y expandir sus horizontes.

Esta nueva generación de dapps (distributed applications), se potencia con el uso de tokens, la inteligencia artificial que no para de evolucionar, la realidad aumentada que se reinventa de la mano del metaverso, y el digital twins que implica generar réplicas de productos digitales que pueden someterse a testeos sin afectar a los originales, en pos de mejorarlos, modificar sus patrones de funcionamiento o explorar nuevas interacciones.

Según expresó el CEO de Telefónica, José María Álvarez-Pallete López (presidente del board de la GSMA), en una entrevista realizada por McKinsey, “Web3 es la combinación de varias tecnologías: despliegue de fibra, 5G stand-alone, edge computing, hyperedge computing, blockchain conectado a la red o incorporado a la red, ciberseguridad y softwarización de la red.

Dedicar recursos a explorar y conocer algunos de los emprendimientos nativos de la era Web3 puede abrir horizontes para imaginar cómo se podrían utilizar estas tecnologías en el propio negocio, aprovechando el impulso que tomó la transformación digital en los últimos tiempos.

Fuente: Bloomberg